lundi, juillet 10, 2006

Fábula de la búsqueda de Google I

De vez en cuando, me divierte encontrar en las estadísticas de este blog, las frases por las cuales Google ha traído gente a esta página. Y es que la verdad uno encuentra cada cosa. Casi siempre son frases ilógicas y simpáticas que absolutamente no tienen nada que ver con el contenido de ninguno de los post aquí escritos.

Ante esa situación y a fin de no decepcionar a quienes buscan tales cosas, decidí realizar un escrito con las últimas 5 frases de búsqueda que según Google, aquí aparecen.

He aquí las frases y después el texto

"Cierto día apacible de primavera, las escuelas primarias en León Gto. convocaron al público en general a un gran concurso biográfico-literario donde el premio sería a elegir, siempre y cuando estuviera relacionado directamente con la biografía del personaje escogido por el ganador. Entonces mi divagante mente, tal vez inspirada por el dios Baco, pensó que quizas podría escribir una biografía y a la vez recibir como justo premio una botella del elíxir de los dioses, que por acción de algún Prometeo terrenal, vino a parar a manos de los mortales: La Champaña.

Entonces me dí a la tarea de escribir la biografía de Möet et Chandon, para lo cual procedí a ir directamente a la consulta del mito, a documentarme de la mejor forma, solo para descubrir en la cúspide de mi inspiración que Möet (Claude Moët), y Chandon (Pierre-Gabriel Chandon) eran personas diferentes de tiempos diferentes, por lo que no podía escribir una biografía única.
Al sufrir tal decepción y con el fin de no caer una crisis depresiva, agarré mis chivas y me fuí al Caribe (de todos es sabido que en el más la vida es más sabrosa). Estando al borde de la embriaguez por el abuso de los mojitos, viendo el azul turquesa del mar, la blanca arena de la playa y escuchando a Oscar D’Leon en Varadero Cuba, por debajo de mis lentes para el sol ví aparecer en topless frente a mí a una niña, que a pesar haber abandonado hace muy poco su adolescencia, ya tenía cada cosa en su lugar. Yo solo pude pensar “¡Oh Dios, me excita ver a esa niña!”. Pero ese día era mi día de suerte: Ella me sonrió, se paró frente a mí y con una coqueta sonrisa al tiempo que me mostraba su aceite bronceador, me dijo: “Pourriez-vous m'aider ?”. Yo cual caballero que soy, no podía negarme. Tampoco me pude negar a acompañarla a comer, ni a ir con ella al bar, ni cuando me invitó al lugar donde se hospedaba. El resto no se los puedo seguir contando... entre otras cosas, porque al cerrar la puerta de su habitación, desperté con un portazo que el viento provocó, encontándome totalmente solo, sin muchacha alguna a mi lado y solamente (como testigo de mi delirium) con los restos de una botella de Havana Club en mi mano..."